El Árbol de Navidad: Orígenes y Simbolismos
El Árbol de Navidad: Orígenes y Simbolismos
Navidad (del latín natale) significa “día del nacimiento”. En distintas culturas y regiones del mundo, el 25 de diciembre se celebra la fecha que marca el nacimiento de Jesucristo. Entre las diversas tradiciones navideñas, moldeadas por expresiones regionales y costumbres locales, una de ellas se destaca y parece haber atravesado fronteras y siglos: la decoración del Árbol de Navidad.
El origen de esta práctica se remonta a Europa Central, en el siglo XVI, cuando, en la tradición luterana germánica, se comenzó a utilizar velas para ornamentar árboles en catedrales. Sin embargo, siglos antes ya circulaban leyendas que asociaban los árboles con la cultura cristiana. Una de ellas relata que San Wilfrido, monje anglosajón que actuaba en Europa Central, habría encontrado comunidades que creían en la existencia de un espíritu guardián en el roble, considerado un árbol sagrado. Para presentar una nueva perspectiva, habría decidido derribar un antiguo roble venerado frente a su pequeña iglesia.
Según la tradición, en el momento en que cayó el árbol, se formó una tormenta y un rayo habría alcanzado el tronco, partiéndolo en cuatro y esparciendo sus ramas alrededor. A pesar de ello, un pequeño pino recién nacido, que crecía exactamente donde había caído el roble, habría permanecido intacto.
San Wilfrido habría interpretado ese acontecimiento como una señal, simbolizando la protección divina sobre la pureza y la inocencia, y habría asociado el episodio con el simbolismo de las celebraciones navideñas. En sus sermones, afirmaba que el arbolito representaba la paz y la inmortalidad, ya que permanecía verde incluso durante los inviernos más rigurosos. Así, al vincular la imagen del pino resiliente con el período navideño, San Wilfrido habría contribuido a que este árbol cobrara protagonismo en las celebraciones de Navidad en los años siguientes.
Una narrativa similar involucra a San Bonifacio (675–754), arzobispo de Maguncia, en Alemania, quien habría derribado un roble para construir una iglesia dedicada a San Pablo. En ese mismo lugar, se cuenta que habría brotado un arbolito, que pasó a ser visto como símbolo de paz y fue asociado a tradiciones cristianas.
Además de estas leyendas de Europa Central, que asocian ideas de eternidad, luz, paz y abundancia con el simbolismo del árbol, también hay pasajes bíblicos que utilizan esta metáfora. En uno de ellos, Jesús habría enseñado que las personas podían ser reconocidas por sus acciones: “Todo árbol bueno da frutos buenos (…). Un árbol bueno no puede dar frutos malos (…). Por sus frutos los conoceréis”, según los registros del Evangelio de Mateo (7:16–20).
Siglos después del nacimiento de Jesús, muchas de Sus enseñanzas siguen difundiéndose entre distintos pueblos y culturas, al igual que las tradiciones que celebran la fecha de Su nacimiento. Con la llegada de un nuevo mes de diciembre, los mensajes de paz y amor simbolizados en las decoraciones de los árboles de Navidad se multiplican y, como los frutos de un árbol frondoso, llegan a diversos rincones del mundo.
Fuentes:
MAZZAROLO, Hermano Isidoro. Navidad: teología, tradición y símbolos. 1ª ed. Aparecida, SP: Editora Santuário, 2004. 160 p.
LA SANTA BIBLIA. Traducción de los Monjes Benedictinos de Maredsous. São Paulo: Editora Ave-Maria, 1999.






